La Jaula

Ella decía que no le agradaba estar enjaulada. Aunque quedarse encerrada en la casa, barriendo, limpiando y recogiendo la ropa que mis hermanos, mi papá y yo dejamos por todos lados para ella era mejor que salir de su hogar.

Cada vez que respiraba el olor de mi ropa limpia, me sentaba en un inodoro impecable y comía sus grasientas y deliciosas comidas me sentía amado. Me sentía amado aunque ella sólo me abrazaba en el día de mi cumpleaños y durante el primer minuto del nuevo año.

Quizás mi madre creía que los abrazos perderían su significado si ella los regalaba tan deliberadamente. Mi mamá tenía la habilidad de amarme sin tener que usar palabras.

Usando palabras decía que odiaba su encierro,

Pero con sus acciones demostraba que adoraba su jaula.