Palidece, Parte II

Palidece mi alma con tu regreso, si te has llevado las maletas llenas de vacíos recuerdos, de complejos deseos. Después de tanto tiempo de esperarte, después de tantas horas reclamando tus besos, añorando tus brazos, conjugando tus verbos, sorbiendo el juego amargo de la soledad.

Si te esfumaste hace tantos soles y tantas lunas, que ya no nos queda más que añejados momentos fugaces de otras vidas, de otros cuerpos que se desgataron debajo de sabanas de seda, que se dieron más que gemidos ahogados tras puertas cerradas, corazones clausurados. Sentimientos pasados.

Hace tanto tiempo que tus ojos son desconocidos en mi memoria, que no te reconozco bajo la sombra que ahora te acompaña, no se quien eres, no se si alguna vez te he amado. Si amargo fue el adiós, más amargo aún es este reencuentro carente de sentimientos en mi cuerpo, carente de emociones vivas, carente de amor para ti. Que palidecí esperando que te dieras cuenta que todavía aguardaba por ti, que más da, si has llegado tarde.
Palidece mi alma con tu recuerdo, palidece mi corazón sin ningún sentimiento.